Lajos Szászdi León-Borja
1.
Considerando el título de la
conferencia, “El conflicto político de Ucrania y sus dimensiones
internacionales”, ¿cuáles son las raíces de este conflicto?
Esencialmente el conflicto sobre el
futuro de Ucrania se origina en el deseo de al menos la mitad de la población
ucraniana de orientarse política y económicamente hacia Occidente, hacia la
Unión Europea, estando la otra mitad de la población en la parte oriental y sur
del país más inclinada a tener fuertes lazos con Rusia, la antigua potencia
colonial de Ucrania, pero permaneciendo parte de una Ucrania unida. A esto hay
que añadir el hecho que el gobierno ruso de Vladimir Putin y una inmensa
mayoría del pueblo ruso desea la anexión de Ucrania a la Federación Rusa,
habiendo iniciado el proceso con la ocupación militar de Crimea, por considerar
a Ucrania histórica y culturalmente parte de Rusia, interviniendo para lograrlo
en los asuntos internos de Ucrania. Las pretensiones rusas sobre Ucrania en
general y sobre Crimea, Ucrania Oriental y Ucrania Meridional en particular se
basan en un revisionismo nacionalista e imperialista que ignora tanto la
historia como el derecho internacional y la inviolabilidad de la soberanía e
integridad territorial de Ucrania como miembro de la ONU y de la Organización
de Seguridad y Cooperación de Europa (OSCE), reconocido como tal por Rusia.
2.
¿Y cuáles son sus dimensiones
internacionales?
Rusia es el protagonista de la
dimensión internacional del conflicto político de Ucrania. El gobierno del
presidente ruso Vladimir Putin podemos decir que ha sido el causante de la
crisis y del conflicto de Ucrania al haber sido el poder detrás del ex
presidente ucraniano pro-ruso Víctor Yanukovich, quien bajo presiones o muy
probablemente bajo órdenes de Moscú, rechazó la firma por parte de Kiev del
acuerdo de asociación con la Unión Europea el mes de noviembre pasado. Las
protestas que surgieron en la capital ucraniana el año pasado por esta decisión
y la resultante caída del gobierno de Yanukovich han sido el producto de la
injerencia rusa en los asuntos internos y en la política exterior de Ucrania.
Se puede decir también que una
dimensión internacional del conflicto político de Ucrania es la aspiración de
Moscú de haber integrado a Kiev en su órbita y zona de influencia política,
económica y militar, pero al no lograrlo por la caída del ex presidente
Yanukovich, el Kremlin busca la anexión de partes de Ucrania o de todo el país
eventualmente, empezando por Crimea. Realmente, el presidente ruso lo que desea
es la reconstitución territorial de la Unión Soviética, dejando fuera el
comunismo. Pretende así la restauración a Rusia de los territorios de las ex
repúblicas soviéticas que lograron su independencia con la caída de la U.R.S.S.
en 1991, y que antes de la Unión Soviética fueron parte del Imperio Ruso
zarista. Otras dimensiones internacionales son las de la integración de Ucrania
en la Unión Europea, sus lazos de
cooperación en el campo de seguridad con la Organización del Atlántico Norte
(OTAN), sus relaciones con EE.UU., es decir, con Occidente, lo que para Moscú
significa una amenaza a sus ambiciones sobre Ucrania al no poder absorberla de
Kiev seguir una orientación occidental y europea. Hay que añadir en este
contexto que Rusia no se considera parte de Europa sino una rival de Europa.
3. ¿Se puede hablar de una
nación ucraniana o es como dicen en Rusia que el país es artificial y que los
ucranianos son realmente rusos?
Sí, existe la nación ucraniana. Sabemos por evidencia
arqueológica que en los territorios de la actual Ucrania hubo en tiempos del
Neolítico una población agrícola y sedentaria desde el quinto milenio antes de
Cristo cuyos descendientes, podríamos elucubrar, constituyeron la base poblacional
y genética de los territorios de la actual Ucrania. Con este substrato
poblacional y genético entraron en contacto otros pueblos, particularmente
nómadas, que cruzaron dichos territorios y que se asentaron u ocuparon por un
tiempo el territorio actual ucraniano: pueblos como los cimerios, los escitas,
los sármatas, los godos, los hunos, los búlgaros, kipchaks, cumanos,
pechenegos, jazares, eslavos, vikingos de la Rus de Kiev, tártaros, lituanos,
polacos, judíos y rusos. Las naciones indoeuropeas que han poblado a Europa probablemente
pasaron por tierras ucranianas en su camino hacia el oeste, como después
hicieron las tribus magiares, húngaras, antes de asentarse en la llanura
húngara a fines del siglo IX.
Ucrania no es un país artificial ya que basa sus orígenes en
los principados de la Rus de Kiev de la Edad Media, los que llegaron a cultivar
relaciones con el resto de Europa. La Rus de Kiev vino realmente a su fin con
la destrucción de la ciudad de Kiev por los mongoles en 1240. Uno de sus
estados sucesores, el Principado/Reino de Galicia-Volhynia, se orientó hacia
Europa, siendo este estado uno de los predecesores históricos de Ucrania. Los
territorios de la antigua Rus de Kiev y de buena parte de la actual Ucrania
siguieron una orientación europea bajo el Gran Ducado de Lituania y el Reino de
Polonia, ambos unidos eventualmente en la Mancomunidad de Polonia-Lituania.
Bajo el Reino de Galicia-Lodomeria, tras la partición de Polonia como parte de
Austria y posteriormente formando parte de Austria-Hungría, los ucranianos
tuvieron un florecimiento de su cultura e identidad política, estando también orientados
hacia Occidente.
Otro de los estados que formaron la actual Ucrania fue el
Janato de Crimea tártaro, estado vasallo del Imperio Otomano hasta la segunda
mitad del siglo XVIII, y el Hetmanato Cosaco, el cual ocupó la banda oriental
del Río Dniéper, territorios estos de cosacos y ucranianos originalmente de la
Mancomunidad de Polonia-Lituania que después bajo soberanía rusa desde la
segunda mitad del siglo XVII gozaron como parte del Hetmanato o Atamanato de
cierto grado de autonomía hasta que fue abolida por la Zarina Catalina la
Grande de Rusia en la segunda mitad del siglo XVIII.
El problema para Ucrania fue que estando orientada hacia
Europa y Occidente al formar parte de la Mancomunidad de Polonia-Lituania, el
Gran Ducado de Moscovia basado en Moscú empezó a expandirse hacia el este, norte,
sur y oeste como un imperio, imitando al Imperio Mongol del cual Moscovia fue heredera
política y militar. Los líderes de Moscú así adoptaron la tradición expansionista,
militarista e imperialista de los mongoles, siguiendo la práctica de constituir
un vasto imperio continental en Eurasia regido por monarcas de poder absoluto,
unido esto a prácticas represivas brutales y a conquistas militares con
sangrientas y opresivas represalias para los pueblos que les resistiesen.
Ucrania tuvo un breve periodo de independencia en 1918 tras
la caída del zar y del Imperio Ruso, recibiendo sus actuales fronteras de la
Unión Soviética, habiendo sido miembro constituyente de la U.R.S.S. y miembro fundacional de la ONU. No debemos de
olvidar que durante la Segunda Guerra Mundial y hasta 1956 el Ejército
Insurgente Ucraniano (UPA), independentista y patriótico ucraniano, luchó por
una Ucrania independiente para la nación ucraniana contra las fuerzas de
ocupación tanto alemanas como soviéticas durante la Segunda Guerra Mundial, y
después del conflicto mundial contra las fuerzas soviéticas, esencialmente
rusas. A esto hay que añadir los más de 2 millones de refugiados ucranianos en
Alemania y Austria al final de la Segunda Guerra Mundial huyendo de la Unión
Soviética y negándose a ser repatriados.
Ucrania no es un estado artificial sino todo lo contrario, un
estado basado en siglos de una existencia política, independiente o dependiente
pero constituyendo una entidad geográfica, demográfica, económica, cultural e
histórica distinta a Rusia, aun dentro del Imperio Ruso y de la Unión Soviética
y a pesar de las políticas de rusificación y colonización con rusos a las que Moscú
sometió a Ucrania. Hay que ver en este sentido a Rusia bajo los zares,
soviéticos y la actual Federación Rusa como un imperio colonial continental de Eurasia,
no distinto a los imperios marítimos europeos en cuanto a la acumulación y
asimilación de naciones y a la extensión territorial imperial y de recursos se
refiere.
Las pretensiones rusas de negarle a Ucrania una identidad
propia como nación y pueblo y como país son por lo tanto equivocadas e
ilegítimas. Las ambiciones de la Rusia de Putin sobre Ucrania son el último
ejemplo de las históricas ambiciones territoriales rusas de expansión imperial heredadas
del Imperio Mongol a través del Gran Ducado de Moscovia, de Rusia y del Imperio
Ruso (nombres con que reemplazaron al de Gran Ducado de Moscovia para afirmar
su pretensión de estado sucesor de la Rus de Kiev) de los zares, de la Unión
Soviética y finalmente de la Federación Rusa de Vladimir Putin. Como con la
amenaza mongola, la actual amenaza rusa sobre Ucrania viene del este.
4. ¿Se debe de pensar que el
gobierno ruso quiere ir más allá de su anexión de Crimea o que se quedará
conforme con su incorporación a la Federación Rusa?
El gobierno del presidente ruso Vladimir Putin no se
conformará con la Crimea. Tiene como
mínimo el objetivo de anexar a Ucrania Oriental incluyendo las regiones de
Járkov, Lugansk y Donetsk y a Ucrania Meridional incluyendo sus regiones de
Jersón y Odesa, con el objetivo de anexar la república separatista rusa
comunista de Transnistria y probablemente también a Moldavia. La capital
ucraniana de Kiev y los territorios de la margen oriental del Río Dniéper
serían objetivos de anexión a Rusia, antes de intentar absorber el resto de
Ucrania.
Putin ha expresado que la mayor tragedia geopolítica del
siglo XX fue la caída de la Unión Soviética. También se reportó que ha
manifestado en público que Ucrania es un país artificial creado con territorios
pertenecientes a Rusia, refiriéndose a Ucrania como la “Pequeña Rusia”, término
acuñado por los rusos durante el Imperio Ruso zarista. Para Putin los
ucranianos muy probablemente son “pequeños rusos” que deben pertenecer a
la Federación Rusa, siendo éste un parecer aparentemente compartido por muchos en
Rusia. Putin pretende reconstituir territorialmente la Unión Soviética sin
reproducir su régimen comunista, y esto implicaría incorporar a Rusia a
Ucrania, Bielorrusia, Moldavia, los Países Bálticos de Lituania, Letonia y
Estonia, Georgia en el Cáucaso y sus regiones rebeldes de Abjasia y Osetia del
Sur, Armenia y Azerbaiyán, y los países de Asia Central que en el pasado fueron
parte del Imperio Ruso zarista y después de la U.R.S.S.
Para Rusia volver a ser una
superpotencia necesitaría reconquistar los territorios y recursos de la Unión
Soviética, y sin Ucrania Rusia no puede ser una potencia europea, con acceso
directo a Europa Central. El espectro de una invasión a Ucrania del Ejército
Ruso es una posibilidad que se mantendrá como una Espada de Damocles mientras
el gobierno ruso pretenda conquistar a provincias ucranianas o a toda Ucrania
como hicieron con Crimea.
5. ¿Puede haber una pronta solución
al conflicto político de Ucrania?
La solución aceptable al conflicto sólo se puede lograr si
Rusia desiste de sus intentos de desestabilizar a Ucrania y de intervenir en
sus asuntos internos, además de devolverle la Crimea, intentando así reconstruir
el daño causado a su imagen y posición en el mundo por su intervención en
Ucrania. De seguir Rusia desestabilizando al resto de Ucrania y peor aún, de
invadir nuevamente su territorio, se desencadenará una guerra que no solo será
un conflicto entre invasores rusos y defensores ucranianos pero también una
guerra civil entre patriotas ucranianos por un lado y ciudadanos ucranianos pro
rusos y comunistas por otro, con todas las consecuencias en términos de
crímenes de guerra y masacres de opositores políticos propias de un conflicto
interno fratricida.
La peor solución sería el que Occidente llegara a abandonar a
Ucrania y ésta claudicase al imperialismo ruso, pues le daría a Putin la
confianza y seguridad – y el eufórico apoyo popular en Rusia - para querer anexar más territorios, lo que
procedería a hacer hasta que llegase el momento en que EE.UU. y la OTAN le
advirtiesen que parase. Confiado por sus éxitos, Putin no pararía sus
conquistas, ignorando así la advertencia de los Estados Unidos y la OTAN y por
ello provocando su intervención militar contra las fuerzas rusas invasoras,
probablemente iniciándose la Tercera Guerra Mundial. Esta “solución” no es una opción
por conducir a una guerra en Europa que se podría convertir en nuclear y en mundial.
La situación actual en torno a Ucrania tiene ecos de los
sucesos de septiembre de 1939, cuando Hitler ignoró el ultimátum de Gran
Bretaña y Francia de que retirase las fuerzas alemanas que iniciaban la
invasión de Polonia. Hitler pensó que las dos potencias europeas no
intervendrían a favor de Polonia e ignoró el ultimátum, lo que desencadenó la Segunda
Guerra Mundial. Esperemos que Rusia desista de sus ambiciones, devuelva lo que
no le pertenece y deje de ser un perturbador de la paz y estabilidad de Europa antes
de que sea tarde.
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