Lajos Szászdi León-Borja
A comienzos del mes
de marzo se llevaron a cabo reuniones de gran importancia política y
estratégica en Riad, la capital de Arabia Saudita. El Presidente de Egipto, Mariscal de Campo Abdelfatah Al Sisi, llevó a cabo una
visita oficial a Riad el 1 de marzo, seguida por la visita al día siguiente, 2
de marzo, por el Presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogán a la capital saudí. Los jefes de
estado egipcio y turco entablaron cada uno aparte conversaciones con el nuevo Rey
saudí Salman bin Abdelaziz, quien sucedió en el trono al Rey Abdalá bin Abdelaziz en el trono, fallecido el 23 de enero pasado. Las
visitas simultáneas de Al Sisi y Erdogán a Riad fueron llamadas una “coincidencia” por el Presidente egipcio, debido a las tensas relaciones entre los
gobiernos egipcio y turco. En este sentido, se ha especulado que la presencia
de los Presidentes Al Sisi y Erdogán a la vez en Riad para reunirse con el Rey
Salman bin Abdelaziz se debía en parte a la intención del monarca saudita de
promover y auspiciar una reconciliación entre El Cairo y Ankara.
En vista de los
últimos acontecimientos en Yemen y Siria se puede especular con seguridad que el
Rey de Arabia Saudita se habría reunido con los jefes de estado egipcio y turco
para reafirmar su apoyo a la política saudí de intervención en los conflictos
sirio y yemení a favor de la causa militar de los sunitas contra los chiitas en
general, y de los grupos terroristas radicales suníes como Al Qaeda y Daesh que
operan en Siria, Iraq y Yemen en particular.
Específicamente, el
Rey Salman bin Abdelaziz habría asegurado al Presidente Al Sisi su apoyo
financiero a Egipto junto con el de otros países árabes del Golfo Pérsico. Así,
desde el golpe de estado militar egipcio de julio de 2013 hasta este año – como
recompensa del golpe contra el gobierno del Presidente Mohamed Morsi de la
Hermandad Musulmana egipcia - El Cairo había recibido 20,000 millones de euros de Arabia Saudita y de sus aliados del Golfo Pérsico como Emiratos Árabes Unidos y Kuwait, estos opuestos a
la forma de gobierno republicana radical del movimiento político de los
Hermanos Musulmanes. También se ha dado la cifra de $50 mil millones de dólares en asistencia financiera e inversiones que los países
árabes del Golfo Pérsico aliados de Egipto le habrían proporcionado al gobierno
egipcio desde el derrocamiento del Presidente Morsi en 2013.
Más aún, en la cumbre
económica celebrada en el balneario turístico egipcio de Sharm el Sheij por el
13 de marzo, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait públicamente
declararon que proporcionarían nuevas ayudas financieras a Egipto por un total
de unos 12,000 millones de euros, con cada una de las dichas monarquías
absolutas árabes del Golfo Pérsico suministrando alrededor de 4,000 millones de
euros al gobierno egipcio. Los benefactores árabes del Golfo Pérsico del
régimen militar egipcio han financiado como parte de sus ayudas la adquisición
de armamento por parte de El Cairo, incluyendo la compra de 24 avanzados aviones caza Rafale franceses valorados en 5,200 millones de euros.
Arabia Saudita,
estado que se puede considerar la cabeza de los países árabes miembros del
Consejo de Cooperación del Golfo (Pérsico), habría buscado literalmente comprar
a través de ayudas financieras el apoyo de Egipto en su planeada campaña
militar en Yemen para atacar, derrotar y someter a los hutíes, miembros de la
milicia chiita yemení de Ansar Allah o Ansarolá (Partidarios de Dios). La reunión del 1 de marzo en Riad entre
el Presidente egipcio Al Sisi y el Rey saudí Salman bin Abdelaziz habría tenido
el propósito de asegurar el apoyo egipcio a la campaña militar sunita de cinco
miembros del Consejo de Cooperación del Golfo - Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Kuwait
y Bahréin - más otros seis países aliados contra
los hutíes de Yemen.
Otro objetivo de la
reunión entre Al Sisi y el monarca saudí habría sido formalizar el apoyo
egipcio a la iniciativa saudita de establecer una fuerza militar conjunta árabe sunita. El objetivo real de esta fuerza militar a la que formaría parte Egipto sería combatir a los
árabes chiitas en Yemen y probablemente en un futuro en Siria, Líbano e
inclusive en Iraq, además de enfrentarse al grupo terrorista Daesh. Además de
usar dicha fuerza militar conjunta en Yemen contra Ansarolá, para Egipto tendría urgencia
su uso en contra de Daesh en Libia, al constituir dicho grupo terrorista una
amenaza más directa para su frontera oeste. En cambio, para los países del
Consejo de Cooperación del Golfo partícipes de la fuerza militar conjunta
árabe, el principal objetivo a combatir con dicha fuerza no sería la
organización terrorista sunita Daesh sino los chiitas.
En este sentido, la
reunión del Presidente turco Erdogán con el Rey Salman bin Abdelaziz del 2 de
marzo en Riad habría tenido entre otros el objetivo de reafirmar la alianza
saudí con Turquía con respecto al apoyo a grupos terroristas radicales operando
en Siria. En este sentido, se habría reafirmado en la reunión la continua ayuda
financiera de Arabia Saudita y de otros países árabes del Golfo Pérsico como Qatar a grupos terroristas radicales sunitas operando
en Siria, como el Frente Al Nusra ligado a Al Qaeda y Daesh, mientras
que Ankara continuaría proporcionando el territorio turco como base de
operaciones y centro de apoyo logístico, atención médica y reclutamiento de
dichos grupos terroristas radicales activos en Siria. Probablemente el
Presidente Erdogán y el Rey Salman habrían reafirmado su apoyo a las ofensivas
terroristas llevadas a cabo en Siria coincidiendo con la intervención militar
liderada por Arabia Saudita en Yemen contra los hutíes de Ansarolá, la llamada Operación Tormenta Decisiva iniciada con ataques aéreos el 25 de marzo por la noche. Estas conversaciones de los presidentes egipcio y turco con
el monarca saudí se habrían llevado a cabo con la aprobación de EE.UU., la
única superpotencia, que preside la coalición de aliados occidentales y del
Cercano Oriente organizada para desestabilizar a Siria y tumbar a su gobierno,
enemigo éste de Israel (Tel Aviv es a
su vez miembro de dicha coalición antisiria que apoya a Al
Qaeda), apoyando a grupos
terroristas radicales para lograrlo.
En las conversaciones turco-saudíes de Riad del 2 de marzo se habría hablado de los
preparativos ya concluidos por parte de un frente de estados suníes para una nueva fase de ofensivas militares por parte de grupos
terroristas radicales sunitas en Siria contra las fuerzas del gobierno sirio.
Estas nuevas ofensivas terroristas por grupos radicales apoyados por Arabia Saudita, Turquía, Qatar, otros miembros del Consejo de Cooperación del Golfo y
EE.UU. han coincidido con la ofensiva aérea y de bombardeos navales contra
Yemen por parte de los saudíes y sus aliados. Así, los grupos terroristas
radicales sunitas Frente Al Nusra (ligado a Al Qaeda), Ahrar Al Sham y Jund Al Aqsa capturaron la ciudad siria de Idlib el 28 de marzo pasado, ciudad del noroeste de Siria de
100,000 habitantes que para los terroristas atacantes está convenientemente a corta
distancia de la frontera con Turquía. Y el 1 de abril terroristas de Daesh entraron en el campamento de refugiados palestinos de
Yarmouk en la capital siria de Damasco, en el sur del país. Los preparativos
para reclutar y financiar el pago de soldadas de los terroristas radicales y
dotarlos de armamento y equipo militar habría tomado tiempo, en un esfuerzo
coordinado por Arabia Saudita, otros países aliados árabes del Golfo Pérsico
como Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait, por
Turquía y EE.UU. Así, según un informe de las Naciones Unidas, más de 25,000 voluntarios extranjeros se unieron a las
filas de grupos terroristas radicales
sunitas operando en Siria e Iraq como el Frente Al Nusra y Daesh, incluyendo
ciudadanos de al menos 100 países. El estudio de la ONU indicó en este sentido
que entre mediados del 2014 y el mes de marzo de 2015 (mes de las visitas de
los presidentes egipcio y turco a Riad, del comienzo de la Operación Tormenta
Decisiva contra Yemen y de la ofensiva terrorista radical en Idlib en Siria), el
número de extranjeros en dichos grupos terroristas aumentó en un 71%.
Divisiones existen,
empero, en la alianza sunita antichiita que pretendería ser encabezada por Arabia Saudita para intervenir en Yemen contra los chiitas de Ansarolá, para seguir
interviniendo en Siria para destruir su comunidad chiita alauita y
probablemente para intervenir en el Líbano contra el partido político y milicia chiita libanesa
Hezbolá, una vez que cayese primero Siria. A pesar de intentos por parte de
Riad de reconciliar a Egipto con Qatar - sin duda como parte de su planeada gran alianza
sunita, siguen habiendo tensiones en las relaciones entre El Cairo y Doha. El gobierno egipcio de Al Sisi resiente el apoyo que Qatar ha dado a la
Hermandad Musulmana de Egipto, cuyo Presidente Morsi elegido democráticamente
fue depuesto por los militares egipcios. El Cairo también reciente el apoyo que
Qatar ha
dado a Daesh y grupos radicales en Libia, contribuyendo a desestabilizar este
vecino de Egipto. Las relaciones entre Egipto y Turquía siguen padeciendo
tensiones en vista de las críticas del Presidente turco Erdogán por el golpe
militar contra el Presidente Morsi y por la proscripción de la Hermandad
Musulmana egipcia, y probablemente también por el apoyo de Ankara a terroristas radicales libios que han ido a desestabilizar Siria operando desde territorio turco, ayudando así a grupos radicales libios que
desestabilizan también a Libia, antiguo territorio del Imperio Otomano como lo fue Siria, Iraq y parte de Yemen.
Ante las conspiraciones
turco-saudíes-qataríes y de Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Libia, Kuwait,
Israel y EE.UU., entre otros, para tumbar por medio de grupos terroristas al
gobierno sirio, se ha reportado que el gobierno egipcio del militar Al Sisi ha
estado renuente a pronunciarse si el gobierno del Presidente Bashar Al Assad de Siria ha de permanecer o no en el poder. Se ha dicho
también que el Ejército Egipcio – el que encabeza y es el poder detrás del gobierno
egipcio - desea mantener la capacidad combativa de las fuerzas armadas sirias
(entre militares ex aliados contra Israel se entienden) y que el gobierno
egipcio desea que Siria sea readmitida en la Liga Árabe, a lo que se opone
Arabia Saudita junto con sus aliados dentro de la Liga. Tampoco habría gustado
a Riad, Ankara, Tel Aviv, Doha y Abu Dabi lo que dijo el Presidente Al Sisi
vísperas de su visita a Riad para su reunión con el Rey Salman, en cuanto a que
para solucionar el conflicto sirio hace falta “una solución política, manteniendo
la unidad territorial siria y combatiendo el terrorismo”.